Las nuevas tecnologías y la integración de diferentes economías transformaron a las fronteras en límites abstractos que se pueden atravesar con gestión y visión emprendedora.

En Rosario, desde hace dos décadas, se viene consolidando un espacio para posicionar a la ciudad y su región como un centro de referencia internacional en el desarrollo científico y la innovación tecnológica a través de nuevas formas de articulación entre los ámbitos públicos, privados y científicos.

“Es una asociación civil público privada con sus orígenes en el año 2000 y que tiene como objetivo proyectar a Rosario y la región como un centro de referencia internacional en el desarrollo científico y la innovación tecnológica”, indicó Ignacio Sanseovich, presidente del Polo Tecnológico Rosario, en diálogo con Industria Ambiental.

El primer paso para formar la entidad lo dieron, el 8 de setiembre del 2000, la Municipalidad de Rosario, el Gobierno de la Provincia de Santa Fe, el Concejo Municipal, la Universidad Nacional de Rosario, la Universidad Austral, la Fundación Libertad y las empresas BLC SA, Grupo Consultar y Grupo Tesis.

Durante los años iniciales, el Polo tuvo una importante participación en las discusiones que se dieron en distintos niveles y en los Foros de Competitividad Nacionales, acerca del reconocimiento del sector de software como Industria; y en la aprobación de la Ley de Promoción de la Industria de Software.

Hacia el 2005, se adoptó la decisión estratégica de incorporar a nuevos sectores tecnológicos que presentaban un potencial de sinergia con el de software, como el de Telecomunicaciones y el de Bio (Bioingeniería y Biotecnología); los cuales se fueron integrando paulatinamente otorgándole a la institución un perfil tecnológico multisectorial.

Un año después, se realizó un replanteo estratégico de los objetivos institucionales, atendiendo a esta nueva conformación y a los nuevos desafíos del contexto regional, en la idea de profundizar el posicionamiento local innovador; creándose para tal efecto una nueva estructura funcional con mayor capacidad operativa y generando a la vez, espacios de participación de los asociados en comisiones de trabajo específicas.

“Quizás el proyecto más trascendente que ha tenido el Polo, a lo largo de estos años, fue Zona i, el parque tecnológico que se encuentra en el ex Batallón 121. Es la consecuencia física de muchas cosas que ya pasaban”, comentó el directivo, y remarcó que, en la actualidad, se distribuyen en las dos naves del edificio 30 de las 100 empresas socias.

En una extensión de aproximadamente 5 hectáreas del predio del Ex Batallón 121 de Comunicaciones, “Zona i” dispone de diversos espacios físicos para la radicación de empresas, emprendedores e instituciones del conocimiento e innovación. Los mismos comprenden edificios emblemáticos de valor patrimonial, 3 Naves recicladas y puestas en valor de, aproximadamente, 4.800 m2 cada una, 3 edificios “contenedores tecnológicos” de entre 800 a 1.600 m2 cada uno.

Asimismo, el Polo cuenta con tres espacios distintos, totalmente equipados para satisfacer las necesidades de sus socios:  Salón de Usos Múltiples (SUM) – Taller Maker – Coworking.

“Tenemos un espacio maker, para emprendedores dedicados a la fabricación digital e impresión 3D”, explicó el representante de Tecso Coop, y señaló que, en el 2021, el salón de usos múltiples se reconvirtió en sala para trabajar de forma híbrida (presencial y virtual) en formaciones. En dicho espacio se dictó la “Tecnicatura en programación, que se hizo en conjunto con la Universidad Austral de Rosario”.

Respecto a las herramientas que la asociación ofrece a sus miembros, Sanseovich indicó que “el Polo tiene: un eje de articulación con otras instituciones, y otro más vinculado con lo operativo y empresarial”. “Tenemos un área de generación de demanda que funciona como un radar de posibles proyectos que hay en Rosario y la región para derivarlos a las empresas socias”, agregó.

“El Polo está registrado como unidad de vinculación tecnológica, por lo tanto, cada llamado que hay de financiamiento privado y público (municipal, provincial y nacional), podemos funcionar como ventanilla para presentar proyectos”, manifestó el presidente del Polo Tecnológico de Rosario.

Además, la entidad lleva adelante el Centro de Formación de Capital Humano, un área de Calidad y otro de internacionalización.

“El Centro de formación debe llevar capacitado a unos 4 mil jóvenes de Rosario y la región en distintos tipos formaciones que tienen que ver con tecnología y las necesidades de las empresas socias”, expresó el directivo y añadió: “El área que denominamos Empresa Global es uno de los ejes clave de los próximos dos años. Entendemos que tenemos un sector con potencial para poder ofrecer sus servicios en cualquier parte del planeta y acompañamos al crecimiento de las empresas que están en el Polo”.

También, el PTR tiene un Observatorio diseñado para responder a la necesidad de medir la dinámica, evolución y perspectivas del sector tecnológico de la ciudad en general y en particular de las empresas socias de la institución.

Compromiso social y ambiental

“Uno de los objetivos del Polo es convertir a Zona i en un hub de triple impacto, obviamente eso no sucede de un día para el otro. En este sentido promovemos la certificación de empresas B”, afirmó Sanseovich y concluyó: “Tenemos algunas acciones tendientes al cuidado del medio ambiente. Es una problemática sobre la cual el Polo intenta tener acciones y una mirada al respecto”.

Las empresas de triple impacto, además de la rentabilidad financiera, tienen como objetivo generar un impacto social en las comunidades y un impacto ambiental con prácticas que contribuyan a la mitigación del cambio climático.

La certificación como Empresa B le otorga a una compañía un valor agregado a nivel comercial y un mejor posicionamiento de la marca, además de atraer talentos, ya que hoy más que nunca las nuevas generaciones quieren trabajar en un lugar en donde exista un propósito que los identifique.

Un lugar de encuentro

Entre las empresas rosarinas que decidieron mudarse a la “Zona i” del Polo Tecnológico se encuentra Haas – Incora, la firma que ofrece servicios de gerenciamiento de productos químicos para industrias de la región. "Más allá de la necesidad de contar con un espacio físico para nuestras oficinas, nos instalamos en el Polo para tener interacción con otras empresas tecnológicas", comentó Gustavo Monzón, gerente comercial de Haas – Incora, en diálogo con Industria Ambiental.

Aunque la empresa ya formaba parte del Polo, a finales del 2019 decidió dar un paso más y trasladar sus oficinas al edificio del ex Batallón 121. "Ahora podemos intercambiar ideas en charlas de café o visitando la oficina de otro socio que está a pocos metros", indicó Gustavo y aclaró que los servicios de la firma rosarina se destacan por “utilizar tecnología para lograr eficiencia".

Desafíos en el futuro inmediato

“La comisión se renovó en abril de este año y hemos armado un plan estratégico para estos dos años con cuatro ejes: Empresa Global (mayor porción de mercado en otros países), Formación Productiva (orientada a las necesidades de las empresas con base tecnológica y biotecnológica dentro del Polo), Posicionamiento y visibilización (acciones que puedan acercar el Polo a distintos públicos), Articulación y vinculación (que sea una institución de puertas abiertas)”, remarcó el presidente del Polo Tecnológico de Rosario y adelantó: “El objetivo, ambicioso, es tratar de que Rosario encuentre en el Polo un actor que va a acompañar a las iniciativas de tecnología e innovación haya en la ciudad”.