Los incendios en las islas del Delta del Paraná no solo llenaron de humo las casas y calles de las localidades costeras de Santa Fe, sino que dejaron consecuencias irreparables en el medio ambiente. Para conocer en profundidad la biodiversidad de los humedales y la problemática que atraviesa la región por las quemas de pastizales, entrevistamos a Pablo Cantador, fotógrafo aficionado de la flora y fauna de las islas y referente del grupo ecologista “El Paraná No se Toca”.
"Nací a 50 metros del río, pasé toda mi infancia en él. Ahora, de adulto, intenté mostrar por medio de la fotografía lo que tenemos en el humedal, básicamente porque veía lo que sucedía en él; como se lo descuidaba, que era una zona aprovechada por determinadas personas”, comenzó relatando el experto en avifauna, y recordó que en sus inicios como retratista del humedal le llamó la atención que “la mayoría de las personas, a la que le gusta la naturaleza, no supiera sobre la flora y fauna que había en la isla”. "Me definiría como un amante del río, un enamorado de las islas", manifestó.
Fotografía e islas: una pasión sobre otra pasión
“La fotografía me interesó siempre, pero en realidad nunca hice un curso de forma profesional. Siempre lo hice como un hobby”, afirmó Pablo y repasó: “Las primeras fotos fueron hechas con una cámara digital común, con la cual se hacía más dificultoso capturar a la fauna silvestre, más en esta zona que es muy tímida. Es muy difícil para uno acercarse para tomar una buena foto”.
Con el correr de los años, Cantador fue adquiriendo equipamiento más profesional, con “un lente un poco más potente”. “Hace ocho años más o menos que tengo una cámara para lo que se llama la caza fotográfica", señaló.
En cada visita a su querida “La Rosita”, una isla que queda frente a la ciudad de San Lorenzo, Pablo iba sumando imágenes y a la vez incertidumbre sobre las aves que observaba en el humedal. Por eso, decidió sumarse a un club de observadores de aves. “Descubrí que a pesar de haberme criado en el río no conocía el nombre de las aves", apuntó.
En Argentina, la Red Nacional de Clubes de Observadores de Aves cuenta con más de 1900 personas que brindan su tiempo, su esfuerzo y su trabajo por la naturaleza, conformando una agrupación de más de 80 clubes en 20 provincias. Los socios de dicha red trabajan por la conservación de las aves y sus ambientes realizando en sus localidades todo tipo de actividades orientadas a la observación de aves y la educación ambiental. Organizan también encuentros locales, regionales y nacionales junto a otros clubes.
Sobre la técnica para lograr fotografías de animales silvestres, el referente del grupo ecologista “El Paraná No se Toca” explicó: “No es sencillo. Hay algunas aves en las islas que son bastante confiadas y al principio uno comienza a fotografiar a esas. Pero cuando empieza a conocer un poco más, aparecen los nuevos desafíos. En las islas hay aves residentes, que están todo el año, y otras que migran”.
“Por ahí tenés la oportunidad de fotografiar a determinadas aves que no la vas a ver en el resto del año”, comentó Pablo y detalló: “Por ejemplo, en invierno, tenés la oportunidad de fotografiar a cortarramas o canasteros coludos, que son aves que vas a encontrar en la zona patagónica o cordillerana, y en el invierno vienen para acá para escapar del frío”.
“En el verano aparece el Crespín, que es un ave muy difícil de fotografiar. Me pasé tres veranos enteros intentando sacarle una foto, uno la escuchaba cantar y nunca la veía. El cuarto año, cuando ya me había resignado, sin esperarlo le pude sacar una buena foto”, expresó orgulloso.
“Lograr una fotografía de un carpincho durante el día es muy complejo, hay que tener un conocimiento de los lugares donde está y cómo acercarse. Tenés que estar al menos a 50 metros del animal para sacar una buena foto, y el carpincho te escucha o te huele a la distancia, por lo tanto hay una técnica para acercarte”, ejemplificó el experto en avifauna, y contó que hoy tiene una colección de fotos de carpincho.
“Generalmente uno conoce fotos de carpinchos de Iberá (Corrientes) o El Palmar (este de Entre Ríos), donde se ven mucho porque es un parque nacional”, señaló.
Las imágenes que el observador de la naturaleza capturó con su cámara, desde que comenzó con su pasión hace más de una década, se pueden disfrutar en el perfil de Facebook “Pablo LosAliadoS”, donde se puede acceder al contenido de manera pública.
Las islas hoy
"La realidad es terrible, y es peor de lo que cualquiera se pudiera imaginar", lamentó Cantador y contó: "Hará una semana, se quemó por completo una isla frente a San Lorenzo; son cientos de hectáreas desde el Paraná hasta el riacho interno; arrasó con todo. Era un paisaje desolador, un desierto de cenizas. Yo estaba con botas, y mientras sacaba fotos empecé a sentir el calor que me pasaba a las botas".
"Encontré un montón de animales calcinados”, lamentó el ambientalista y describió: “Los que se llevaron la peor parte son las tortugas y los reptiles. A algunos las podés ver pero otras se hicieron cenizas, no las encontrás. Es muy triste para los que le gusta este lugar, quién sabe el tiempo que lleve que esto se recupere".
Desde hace más de una década, todas las semanas, Pablo realiza un circuito de recorridas por los humedales y va pasando por diferentes islas para conocer mejor la región. "Cuando llegué a esa isla (Rosita), paré en un lugar y a unos cincuenta metros hay un emprendimiento de colmenas de miel orgánica. El 70 por ciento se quemó, solo se salvaron algunas. Esa es otra consecuencia de las quemas", ejemplificó el fotógrafo y reflexionó: "Era una isla que vos encontrabas todo verde, un aroma especial por las plantas que hay y el sonido de los pájaros. Cuando fui el otro día, era no escuchar anda, olor a cenizas, creo que acá en la ciudad nos llega el humo y molesta, pero en el humedal el daño que se hace es para estudiar en alguna Facultad".
En cuanto al tiempo de recuperación del ecosistema destruido, Pablo sentenció: "Si las dejamos naturalmente se van a recuperar. En el 2008 hubo quemas muy parecidas a estas, donde el fuego arrasó montes enteros. Al día de hoy todavía encontrás una cicatriz de esos incendios, y te diría que son montes que no se recuperaron 12 años después".
El génesis del fuego
Al ser consultado sobre el origen de los incendios en las islas, el referente del grupo ecologista “El Paraná No se Toca” remarcó: "Lo atribuyo al cambio climático que estamos teniendo. El río Paraná está en un nivel que no veíamos hace 50 años y coincide con una gran sequía. Son dos factores que se juntaron: la bajante ya tiene diez meses y el julio pasado fue el de menor precipitaciones en 60 años. Bajó el río, la seca hizo que todo el manto verde se secara, las lagunas que conocía con agua, hoy las puedo caminar. Eso fue el factor fundamental para que se encuentre este combustible en todo el humedal”.
“Y en el tema de las quemas, está el hombre detrás de ellas. Alguna puede ser espontánea, por algún vidrio que con el reflejo del sol cauce fuego, pero no miles. Muchos fueron hechas a propósito y otros accidentales”, manifestó.
Manejo del fuego
“Quedó en claro, con lo que está sucediendo, que no estamos preparados, para nada”, enfatizó Cantador y dio su opinión sobre los operativos para apagar los focos ígneos en las islas: “Está claro que el Estado no tiene la capacidad para controlar esto. Se hizo un abandono sobre el territorio y a la Delegación Islas de Entre Ríos se la fue vaciando de recursos, tenía una solo embarcación que generalmente tenía problemas mecánicos o cuando estaba sana no tenían combustible para salir a patrullar”.
“La zona de islas está olvidada hace mucho, no hay leyes. Hay mucha usurpación de tierras, se venden lotes sin títulos. Este fuego lo que hizo es mostrar que es un territorio olvidado, es lógico que no se pueda controlar o no sepan quién prende el fuego”, manifestó y detalló: “Se calcula que se quemaron más de 100 mil hectáreas, es un desastre ambiental. No sé si los gobernadores tienen idea de lo que está sucediendo, porque deberían declarar a la zona de desastre ambiental”.
El 31 de julio pasado, el secretario de Protección Civil de la provincia de Santa Fe, Gabriel Gasparutti, estimó se quemaron unas 500 mil hectáreas de islas en lo que va del año. Para tomar dimensión de lo que esto significa, Gasparutti explicó que desde el norte de Santa Fe hasta el Delta del Tigre (Buenos Aires) hay una extensión de un millón cien mil hectáreas de islas. “Las 500 mil hectáreas es todo lo que se ve de islas desde Rosario, como para dimensionar”, amplió el funcionario.
Sobre la falta de presencia del Estado en las islas, el observador de aves señaló: "Para mí, esto fue premeditado. Si uno ve quién se beneficia con esta ausencia, muchos son amigos de la parte política. Hay muchos dueños de islas que son sindicalistas santafesinos, que no se sabe cómo tienen miles de hectáreas ahí. También hay muchos testaferros, que figuran en los papeles pero no son los verdaderos propietarios".
"Rosario tiene unas 1700 hectáreas de islas en Entre Ríos, que hoy es la Reserva Los Tres Cerros, y la mayor parte está usurpada por un empresario rosarino. Hace siete años que lo denunciamos con el Paraná No se Toca y no pasa nada", protestó Cantador.
El empresario mencionado por el referente de la ONG ambientalista es Enzo Mariani, el cual fue denunciado varias veces por la organización; la última, en mayo de 2018, por reconstruir un terraplén que impide desde hace años que las aguas del arroyo De la Cruz circulen libremente.
El ganadero, dueño además de la guardería náutica Henry Morgan que se levanta sobre la avenida Colombres, en La Florida, hizo una presentación por usucapión para quedarse con 800 de las 2.200 hectáreas del llamado Legado Deliot (rebautizado como reserva Los Tres Cerros), los terrenos en la isla El Charigüé que su fallecido y acaudalado propietario había donado al municipio de Rosario en la década de 1950.
El 29 de julio pasado, el fiscal Federal de Victoria, Carlos García Escalada, pidió la detención de los propietarios de los campos donde se vienen produciendo los incendios en la zona del Delta del Paraná, uno de los imputados es Enzo Mariani.
“El Paraná No Se Toca es una agrupación de autoconvocados que está en defensa del río y que acciona ante determinado tipo de situaciones, como la usurpación de tierras", explicó Pablo y recordó la denuncia que impulsaron por la realización de una fiesta clandestina en el humedal.
El 25 de Enero de 2019, las agrupaciones ecologistas El Paraná No Se Toca y Los Guardianes de Victoria presentaron una denuncia en la Municipalidad de Victoria contra los organizadores de fiestas en las islas frente a Rosario.
"Era un boliche a cielo abierto, en una zona silvestre y con todo el riesgo de accidente que hay en un regreso por el río", rememoró el fotógrafo y añadió: "Incluso habían tirado fuegos artificiales en un lugar natural".
Los ambientalistas habían advertido que los niveles excesivos de ruidos, luces, utilización de pirotecnia y generación innecesaria de residuos de todo tipo son incompatibles con la protección ambiental que requiere la zona de humedales. Y solicitaron que se sancione a quienes auspician estos eventos.
"Cuando fuimos a denunciar esto a Victoria, no tenían ni idea. El que tiene que informar es la comisaría, y la persona que estaba en esa dependencia nunca se enteró de la fiesta, siendo que la música se escuchaba desde la costa de Rosario", reprochó.
¿La Ley de humedales es la solución definitiva?
"Estas cuestiones van más allá de una ley, pero va a ayudar a todo", opinó Pablo, y comentó que ya existe una normativa vigente para cuidar las islas: "Es una reserva natural protegida la isla, no puede suceder esto. No podemos ser nosotros los que le digamos que hay un boliche a cielo abierto donde van miles de personas y es un descontrol. El Estado se tiene que hacer presente".
"Necesitamos la ley para que le dé un marco regulatorio, pero el Estado tiene que hacer los suyo", concluyó.
Este año, se intentará sancionar, luego de dos intentos fallidos, la Ley de presupuestos mínimos para la protección de los humedales. En los dos intentos anteriores obtuvo media sanción pero el proyecto terminó perdiendo estado parlamentario.
El 6 de agosto, la comisión de Recursos Naturales y Conservación del Ambiente Humano, que preside Leonardo Grosso (FdT), convocó a organizaciones de la sociedad civil que hicieron propuestas para la elaboración de una futura ley de humedales, para “su uso razonable y sostenible” y proteger estos ecosistemas amenazados.
Humedales, el oxígeno de la ciudad
"El humedal es mi cable a tierra y mi lugar donde me encuentro con la naturaleza. Pero me gustaría que la gente entienda que es nuestro oxígeno, el que respiramos en la ciudad, y es el agua que tomamos y llega a nuestra casa", reflexionó Cantador, y remarcó: "Si al humedal lo destruimos, estamos atentando contra nuestra calidad de vida".
Asimismo, el ambientalista reveló que existen muchos humedales en el país, además de las islas: "Se calcula que entre el 21 y 22 por ciento del territorio nacional (unos 600.000 km2) está compuesto por humedales. Tenemos en Ushuaia, que son las Turberas de Tierra del Fuego, en la zona pampeana, que son las lagunas y en la cordillerana, como por ejemplo las salinas".
Según Greenpeace Argentina, en el país los humedales representan aproximadamente el 21% del territorio y no existe un marco legal que los proteja. “Es tan compleja la situación que no se sabe con exactitud cuántos hay, su extensión ni su estado de conservación y destrucción”, señalaron desde la organización, que inició una campaña en apoyo a la Ley de Humedales.
“Estos ecosistemas ayudan a mitigar los efectos que provocan las sequías y las fuertes lluvias. Sin embargo, están amenazados por actividades como la ganadería, los proyectos inmobiliarios y la minería”, explicó el comunicado.
Ganadores, ¿los beneficiarios de las quemas en las islas?
Antes de finalizar con la entrevista, le preguntamos a Cantador si los incendios en los humedales permitían que los productores ganadores saquen algún rédito del llamado ecocidio, su respuesta fue la siguiente: "Estas quemas que estuvieron sucediendo, no los beneficia. El día que estaba recorriendo la isla (Rosita), vinieron los posteros, que estaban a caballo, nos pusimos a charlar y me dijeron que estaban intentando encontrar a dónde llevar a pastar a los caballos. Se quedaron sin pasto para comer, en este momento ningún animal puede estar".
"En este momento no beneficia a nadie, pero sí es una realidad que cuando comience la primavera, vengan las lluvias, y empiece a brotar pasto, todos esos territorios se van a ver beneficiados para quién tenga ganado", anticipó.
Por último, Pablo, referente del grupo ecologista “El Paraná No se Toca” volvió a destacar la importancia de valorar los humedales del Delta del Paraná por parte de la sociedad: "Cuando tengamos la Ley de humedales para proteger estos espacios no vamos a tener nada, va a ser tarde".
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